domingo, 27 de marzo de 2016

A bordo y al borde, 18 de marzo

soy
VIERNES, 18 DE MARZO DE 2016
TEATRO

A BORDO Y AL BORDE

En Oso, Maruja Bustamante es un piloto en tránsito,un drag king con una amante en cada puerto
 Por Magdalena De Santo
Oso, la nueva obra de Maruja Bustamente y Gonzalo Pastrana, presenta la historia de un chongo enamorado que sucumbe a los culitos de mármol que cada aterrizaje le ofrece. Enamorado de su ex peruana que exige monogamia desde la torre de control aprendió a disfrutar de la no penetración y reconocer que prefiere una mujer enojada que una angustiada, y así sin panfleto amarillo desafía los códigos de la cátedra del macho. La versión queer del mujeriego atrapado en las tensiones monogámicas de sus amantes latinoamericanas, no juzga desde la exterioridad crítica. Maruja es un drag king que habita con sinceridad la piel de un hombre gordo de bigotes inverosímiles cuyas pasiones lo envuelven en las nubes de melodías. Es un musical y más también. Se trata de un galán enamorado con un avión repleto de sabiduría en la lengua, que le gusta más practicar el culilingus que esa palabra ridícula, y por eso le enseña a todo su público cómo se chupa una vulva. Un espectáculo chiquito en el que Bustamente interpreta con orgullo al galán a destripar, de modo que Francella queda sepultado y el público mientras se descostilla. Su partener, Gonzalo Pastrana es una drag queen azafata con vestidito azul y peinado a la cachetada que repone la sumisión a la que se entrega con dolor paciente. Pero no se trata de una parodia, o sí, porque es en serio. Tiene la sutileza de estar llena de clichés y chistes malos que producen desplazamientos sensibles sin la burla mala. Y así se dan vueltas las cosas, porque sus cuerpos hablan de otras, o de nuestras, cosas. La historia de Oso, romántico de metalofón, con un amor en cada destino, no es un canto de denuncia pero logra con pocos recursos posicionarse en las antípodas del heterosexismo.
Sábados a las 23, El Estepario Teatro, Medrano 484

viernes, 11 de marzo de 2016

ATE travestificate 4 de marzo 2016

soy
VIERNES, 4 DE MARZO DE 2016
EN ARGENTINA

ATE travestificate

La recién nacida Colectiva Lohana Berkins se postula como un punto de reunión en la lucha, la resistencia y la celebración con un luminoso centro trava y trans.
 Por Magdalena De Santo
La colectiva Lohana Berkins salió por primera vez a la calle montada en color fucsia con tacos irreverentes o sin ellos, preparada para protegerse en caso de que el fantasma del Protocolo flamante esgrimido desde el Estado tirara su primera piedra. No hubo violencia pero la piedra sigue allí. La Colectiva crece. Al grito de ATE travestificate, reunidas bajo el calor asfixiante del mediodía del 24 de febrero, mientras lxs más blancxs compartían protector solar y lxs más negras nos quedábamos en cuero, mientras las marikas se refugiaban bajo el cartón color cartón que afirmaba con letras turquesas “cupo trans”, cientos de personas de distintas agrupaciones, partidos y colectivos, nos abanderamos bajo la consigna TraVajo y Reparación.
Lesbianas, bisexuales y gays cisexuales (no trans) hemos estado trenzadxs también, hay que decirlo, en una historia de transfobia, de negación, de ignorancia que hoy resulta inadmisible. Se demostró en la calle lo que se siente en cada asamblea de la Colectiva, que la unión hará la fuerza, que las diversidades y las diferencias traen potencia, traen luz sobre los límites que pretenden imponerse para dejar siempre a alguien afuera. En convicción feminista conjunta, nos arremangamos juntxs e hacemos que esa T no se reduzca a dos palitos cruzados por corrección política. Metemos las manos en cola vinílica para que “Sacayan, Kosteki, Santillan” quede estampado en nuestra calles, para que retumbe que las travas que mataron serán vengadas. Con puño cerrado detendremos a este cis-país que con necro- políticas insiste en el abandono sistemático de todas las existencias que le resulten improductivamente anormales. Travas y trans lideran la acción. Entonces, frenamos. Paramos. Estiramos los brazos y nos protegemos. Se siente la mano húmeda de una activista muchos años mayor, y esa traspiración que no sabemos si es suya o tuya, funde una comunión entre distintas generaciones activistas lgbti que marcan, con cada paso lento por el asfalto de Av. de mayo, nuestra genealogía militante en avance. Juntxs honramos la vida de las que no están por causa de un sistema nefasto que ni llora las pérdidas, nuestras pérdidas. La presencia histórica de Marlene Wayar, encabezando toda la marcha convocada por el gremio de trabajadores estatales con su pancarta en letra soviet exige fuente laboral digna. Entre los brazos fornidos de los sindicalistas más pesados esas palabras se abren como algo más que una esperanza: se trata de una reparación simbólica, pero sobre todo, la demostración de la construcción política propia. Y así empieza. Continuará.

Divertite con la diversidad. 19 de febrero 2016

soy
VIERNES, 19 DE FEBRERO DE 2016 
 
 
 
MERCADO

Divertite con la diversidad

Salió a la venta la Barbie futbolista. Basada en una deportista lesbiana. ¡Es igual a todas las demás Barbies!
 Por Magdalena De Santo
La muñeca representa a Abby Wambach que además de ser futbolista olímpica es lesbiana. La de carne es un conocido tortón grande que se chapó a su novia después de un golazo, de piernas robustas que aprietan a Sarah Huffman y patean 107 pelotas de gol para convertirla en la máxima goleadora mundial. La ganadora del Balón de Oro, retirada a sus 34, tiene gambas que no se parecen en nada a los palitos articulados de plástico rosa. “Voy a tener que salir a correr porque ella se ve un poco mas esbelta” admite Abby Wambach en el lanzamiento internacional de su Barbie, hace poco días, en diálogo con la sub-directora de Mattel.
Hermanadas por las astucias del mercado administrador de diferencias que reparte omnipresencia en cajas cubiertas de papel celofán traslúcido, la versión de carne y de plástico no se parecen en fisionomía pero se emparentan como íconos de gloria. Chicas de bien, millonarias y felices pueden revolcarse juntas en las zozobras del éxito. A todo esto la palabra lesbiana sigue ausente. La empresa le llama inclusión, la mayoría sabemos de otro verbo: cooptación. La nueva Barbie es lesbiana por extensión transitiva. Abby habló de su sexualidad, por suerte la muñeca nunca podrá.
Los juguetes, los primeros educadores del binomio cuadrado perfecto de género, se adaptan al clima de época. Así, el mercado sintetiza los polos clásicamente excluyentes: futbol y princesa en un combo magistral llamado Barbie futbolista. Lo llamativo es que ya existía este arquetipo en las góndolas, era una futbolista rosa que se cotiza con balón original a 8 billetes violetas. Mientras se venden tres muñecas Barbie por segundo en más de 150 países, afirma Mattel con socarrón plusvalor, sus ventas bajaron los últimos años. Entonces la vieja Barbie futbolista de ojos pintados y melena larga tuvo que ser reemplazada por una versión chonga vestida de blanco con rapada al costado, como ejemplar de los valores de tolerancia y respeto que el capitalismo sofisticado prepara para todo buen/x consumidor/x. La cosa es que la Barbie futbolista sigue siendo para niñas ricas. Y aunque no sabemos aún cuanto será el precio de la mini versión Abby Wambach, sabemos que el capitalismo heterosexual y macho se aggiorna con plasticidad y flexibilidad juguetona.
Aunque mudita, Barbie siempre fue muy sexuala. Desde su nacimiento en 1959 inspirada una sex doll alemana que se llamaba Bild Lili, el futuro de las mujeres modernas llegaba con presuntas tetas de adulta y la imaginación sexual de cada niñx se cercenaba con cada detalle a la venta. Después vino la obra de Andy Warhol de 1985 o la joven ucraniana Valeria Lukyanova dedicada a hacer de su propia carne la escultura de 88-47-90. También la versión más trashera y sudaca de Albertina Carri, “Barbie también puede estar triste” con barbies travas y putos carniceros, con Ken golpeador y la voz angustiada de Juana Molina que gime sin parar entre los brazos de su mucama. En todas esas sinuosidades Barbie no se masculiniza nunca. Siempre fue muy minita, y si alguna muñeca experimentó alguna vez un tijeretazo en la cabeza fue puertas a dentro, escondida, en manos de un niña rebelde. Ahora ni eso, Mattel garantizó siempre que los sueños infantiles sean bajo imagen y semejanza de los proyectos sociales destinados a cada una. Ahora, más que nunca, la revolución del juego está coartada por la estandarización de más y más tipos. Y un nuevo tipo ha nacido. Pobre Monique Wittig revolcándose en su tumba. Ella había dicho la lesbiana no es mujer. Ahora es peor, es muñeca.
Yo jugaba con una Barbie que no era de marca. El juego era de observación. La tiraba en la fuente del patio de casa –no había pileta sino una fuente con adoquines robados- y me quedaba allí mirando como las larvas de mosquitos se enredaban en los pelos de nylon. Verla destruirse era mi placer. Como el dengue o el zika amenazan la vida contemporánea, mi juego y deleite era la decrepitud Barbie. El mismo deseo de decrepitud y destrucción le deseo a las ventas.