lunes, 16 de diciembre de 2013

Abortos a la diversidad: activismo artístico, estética sexual y política en Chile

Entrevista a la CUDS en el diario chileno El Ciudadano

Abortos a la diversidad: Activismo artístico, estética de lo sexual y política en Chile


feminismo en toma
Magdalena De Santo, se desempeña como investigadora y docente en el Instituto Universitario Nacional de Arte en Argentina. Es activista, dramaturga y performer. Realizó esta entrevista al Colectivo Universitario Chileno de Disidencia Sexual (CUDS) en Septiembre de 2013 en la ciudad de Buenos aires. La entrevista explora contingentemente las metodologías del colectivo, lo que permite comprender la política de sus intervenciones y performances. A partir de esto mismo, se interesa por las   problemáticas políticas y estética del feminismo y la disidencia sexual en Chile. En particular,  por la vinculación con la política del aborto como espacio crítico de resistencia y la performance-acción Para una vida mejor, dona por un aborto ilegal” que le costó a CUDS una demanda por asociación ilícita el año 2012.
El Colectivo Universitario por la Disidencia Sexual (CUDS) de Chile se dio a conocer en estas tierras rioplatenses por esas azarosas circulaciones de libros sin política editorial mercantilizada. Su compilación “Por un feminismo sin mujeres” cayó como del cielo y nos atravesó por su descaro, su impunidad, pero ante todo, por su apuesta sólida y situada que golpea la importación de saberes y el encantamiento que producen ciertos popes de la teoría queer. También, desde este lado del Atlántico vimos alucinadas las fotos de fetos punks y banderas naranjas flameando en el interior de la Catedral de Santiago. Ese feto tan tironeado, a veces borrado y otras con estatuto de persona, gracias a la CUDS, ahora viene a reclamar su derecho a no nacer.
Algunos integrantes de la CUDS, Cristian Cabello, Felipe Rivas y Jorge Díaz vinieron a Buenos Aires, se pusieron en diálogo con varios movimientos de activismo sexual universitario argentino: Micropolíticas de la Desobediencia Sexual en el Arte, Grupo de Teoría Queer, Antroposex y Debates contemporáneos de la Teoría Feminista. Intercambiamos videos, performances e investigaciones. Se pensaron las trayectorias colectivamente y caminado entre las calles finitas de San Telmo, entre empanadas y cerveza, mi grabador chino se atrevió a registrar algunas precisiones.
¿Qué es la CUDS?
Somos un colectivo universitario que esta repensado las cuestiones de representación política de la sexualidad contemporánea en un contexto conservador como Chile. No somos un grupo de personas con identidades sexuales particulares, sino un colectivo que interrumpe el imaginario sexual y neoliberal a través de ficciones e intervenciones. La emergencia del trabajo con la sexualidad disidente es muy importante en un contexto donde la política (homo)sexual siempre estuvo limitada por la lógica de los pactos y las negociaciones, de la “democracia en la medida de lo posible”, ese paradigma de los ‘90. Por eso cuando apareció la CUDS en 2002 nos resultaba extremadamente aburrido seguir haciendo lo mismo, continuar administrando el fracaso de la política homosexual chilena. Por eso nuestro activismo es situado, sin respeto y fuera de todo consenso.
¿Cómo trabajan?
Lo que hemos venido haciendo de manera muy desprejuiciada es buscar metodologías de activismo que nos resulten productivas, que nos afecten, nos impliquen y que disfrutemos. Entendemos el activismo como una práctica de placer.
Hemos establecido una relación entre práctica política, reflexión crítica y experimentalismo estético, confluyendo en el activismo artístico. Eso nos ha permitido salir de esa lógica programática de la política tradicional y abrirnos a una práctica más situada, no lineal ni partidista, aunque sí con un posicionamiento desde las izquierda(s) más críticas.
Eso ha sido muy enriquecedor para la CUDS: darse la posibilidad de no tener un programa e ir constantemente mutando de acuerdo a los contextos.
¿Cuál es la historia de la CUDS?
La CUDS parte de un espacio político que se armó en el contexto de algunos partidos de izquierda en el año 2001 que tenían como objetivo insertar las demandas de la diversidad sexual. Algunas personas empezamos a militar en ese espacio. Cuando se empezó a diluir decidimos armar un referente de activismo en la universidad que no existía en Chile.
Pasamos por el marxismo, el anarquismo, el discurso feminista, el queer, y la localización cuir, la resistencia a ese mismo discurso, los efectos colonialistas de la circulación de saberes Norte-Sur. Lo que sí ha habido siempre en la CUDS es un deseo de disidencia, un deseo de desobediencia sexual y representacional.
¿Cómo se posiciona la CUDS respecto de los movimientos gay locales?
El movimiento gay actual en Chile tiene una lógica extremadamente higiénica y blanca. En Chile la marcha gay tiene la categoría de desfile, ni siquiera tiene la politicidad de una marcha: es un paseo.
Por eso siempre nos ha parecido interesante intervenir también esos espacio de manera mucho más crítica y proponer temas como “el derecho a no nacer” (la irrupción del aborto en una manifestación gay), o “las rubias del bicentenario” (en relación con los festejos de los doscientos años de la independencia en chile).
El problema de la política actual gay es que lo único que le preocupa son los homosexuales. Por eso nosotros insistimos en hablar de disidencia sexual y no de diversidad sexual. Cuando el colectivo comenzó a posicionarse en la Disidencia Sexual y a densificar ese término como un lugar político, quisimos delimitar un campo de trabajo distinto: nuestro activismo no surge de una identidad sino del posicionamiento crítico a los poderes sexuales y económicos. No busca la integración, el respeto o la tolerancia, objetivos propios del discurso multiculturalista de la diversidad.
En Argentina el matrimonio igualitario fue aprobado en el 2010 ¿Cómo está el debate en chile?
El matrimonio igualitario y la unión civil son la hegemonía de la agenda gay mundial. No estamos en contra del matrimonio igualitario, porque el lugar del “en contra” ya está ocupado por los conservadores y reaccionarios. Mas bien, nos interesan otras cosas.
De todos modos es muy extraño que en Chile, habiendo un acuerdo generalizado con la Ley de unión civil desde los partidos políticos de izquierda hasta los de extrema derecha la ley no salga. Eso habla de la productividad electoral que tiene. Es la plusvalía gay. Lo gay tiene esa plusvalía actualmente, sirve electoralmente como la administración de una eterna promesa con la que todos están de acuerdo, pero que al mismo tiempo no presenta ninguna “urgencia”.
Para nosotros es muy importante ocupar el lugar del aborto, un lugar que es absolutamente abyecto dentro de la política gay y dentro de la política nacional misma. El lugar crítico hoy día para pensar la política sexual en Chile es el aborto. De alguna manera, hace sentido que la disidencia sexual y los nuevos feminismos estemos ocupados en esto, un asunto que puede ser viejo pero que tiene una posibilidad muy actual, posthumana, visual y ecográfica.
¿De qué se trata la campaña del aborto que están activando? ¿Cómo los modificó?
En nuestra campaña salimos a la calle a juntar dinero para financiar un aborto. Se intentó proponer una ficción en el espacio público chileno con una estética desobediente que emulaba una campaña de solidaridad, de esas tan asistenciales.
A partir de la campaña del aborto dejamos de ser coordinadora para pasar a ser colectivo porque agrupamos diferentes cuerpos: lesbianas, maricas, heterodisidentes, prostitutos, etc. Pero sobre todo fue importante dejar de ser coordinadora para borrar la criminalización de la policía que buscaba un grupo organizado con cabecillas: visibilizarnos así fue más que nada una estrategia política para prevenir la represión policial.
También a partir de nuestra campaña del aborto empezamos a realizar alianzas con grupos feministas y con otros activistas de corte más queer en Santiago. También ciertos académicos escribieron apoyando a la CUDS por el proceso de judicialización en el que estamos implicados todos los grupos que nos organizamos y participamos en la marcha “yo aborto el 25”.
¿Y cómo fue la recepción de la campaña? ¿Qué críticas recibieron?
Una crítica feminista tradicional a las estrategias que se utilizaron en la primera marcha por el aborto en Chile -que detonó en la irrupción anárquica a la Catedral de Santiago- es la utilización de un lenguaje no formalista. Por ejemplo, “I <3 aborto” entre las feministas tradicionales es un problema, porque para ellas hay que seguir trabajando en lo serio del lenguaje, desde una perspectiva ciudadana, como un problema de mucho sufrimiento que hay que abordarlo con cuidado. Eso es super peligroso porque estás reificando la figura de la víctima que es lo que intentamos cuestionar. El feminismo más tradicional sigue insistiendo en una lógica mucho más anuladora, tranquilizadora: bacheletista.
Sin embargo, la primera marcha por el aborto en Chile tuvo mucha convocatoria, justamente, a partir de los otros feminismos más lúdicos, con estéticas desbordadas que amplían las categorías de género, edad, raza, etc.
Magda De Santo
El Ciudadano

Taller de producción teatral en Tucumán



FIESTA PROVINCIAL DEL TEATRO

El trabajo invisible es un dolor de cabeza para las obras independientes

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EXPERTA. De Santo dictó un taller. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA
"El trabajo del productor ejecutivo es problemático en el teatro independiente, ya que el proceso creativo, movido por la energía en juego, va al quehacer por el quehacer mismo. Pocos se preguntan por qué están ahí, que los reúne o qué objetivos tienen con un proyecto", alertóMagdalena de Santo.

La teatrista dictó el taller "Dar cuenta del trabajo invisible: una caja de herramientas para la producción de espectáculos", como una actividad paralela de formación en la Fiesta Provincial del Teatro que concluyó ayer y cuyos premios se iban a conocer luego del cierre de esta edición, durante una celebración en la Casa del Bicentenario, de Adolfo de la Vega 505.

De Santo es licenciada en Filosofía; docente de la cátedra Organización, Producción y Espectáculos en el Instituto Universitario Nacional del Arte; es actriz, directora y productora independiente de teatro, y escribe en el suplemento Soy del diario Página 12.

A partir de su experiencia en esas múltiples actividades, reivindicó la importancia de una gestión profesional en la producción de espectáculos, que excede largamente el conseguir dinero para la realización de una obra y que abarca la planificación artística; la labor en equipo; la determinación de roles internos en los grupos; la definición y obtención de herramientas artísticas y técnicas, y las respuestas oportunas ante los problemas.

"Todo esto está mucho más claro en los proyectos comerciales, que buscan ganar plata, y en las propuestas desde lo estatal, porque su objetivo es la promoción de la cultura. Pero en lo independiente falta el momento de la reflexión previa y, durante la realización, surgen las fisuras y rispideces que desgastan y obligan a constantes negociaciones sobre las cuestiones que nadie quiere hacer, como desmontar una puesta, limpiar o incluso exigir el cumplimiento de los horarios", resaltó.

La docente defendió la importancia de que la formación del productor tenga una autonomía curricular en las escuelas de teatro: "no está la figura ni el concepto, por lo que no se forma al profesional en esta área, pese a que es un trabajo artístico como otros". "El cine, por ejemplo, lo tiene más claro, pero puede estar vinculado con los tiempos que maneja y con la postproducción de una película. En el teatro, todo es una constante que sucede para sostener la obra en representaciones en una sala", concluyó.

LOS FETOS VAN AL PARAISO

Crónica sonora del Encuentro Nacional de Mujeres en San Juan "Los Fetos van al Paraíso"


Rey por un dia. Nota 13 de diciembre

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VIERNES, 13 DE DICIEMBRE DE 2013

REY POR UN DIA

Domingo, dos de la tarde, el sol raja el pavimento de San Telmo. La cita a plena luz es en Tierra Violeta para participar del Taller Drag King, coordinado por Alba Pons Rabasa, la española, miembro de la asociación barcelonesa Interferències, que vino a traer un derrame viral de masculinidad paródica apostando a que cualquiera que experimente el taller, luego, siga por ese mal camino.

”Hazme tu King.” ¿El qué? “El King. Vístete de varón, ponte un paquete entre las piernas y fuma como macho. Ocupa el espacio. Todo ese lugar puede ser tuyo, abre bien las piernas, siéntate cómoda y deja caer el peso de los hombros. Hazme al tipo que tu imaginación rápidamente reconoce, ese que no te gusta, el esterotipo popularizado, el que tu cabeza dispone.” El heterochongo. La propuesta es ir a los polos, a los inexistentes ideales, a esa masculinidad esterotipada que no vemos burlar tan seguido en la tele pero que consumimos cual agua sin gasificar. Encarnar alguna masculinidad para autoevidenciarnos el proceso construido de nuestras feminidades.
Para la caída del sol habían nacido Ramiro, técnico de computación que juega all day a la play. Cacho, el barra brava. Julio, trans en proceso de reconocimiento. Edmundo, un bohemio. Mustafá, turco negociante. Kelo, rapero fuma charuto. Andrés, pintor de brocha gorda. Mario, gerente de un matadero. Félix, un pibe trans de 18 años bien metrosexual. Y otros músicos afeminados.
Un power point corre rápido, nadie está muy interesadx en pensar con la cabeza la performatividad de género, queremos del otro saber, del experiencial. Sin embargo, de golpe, la imagen de Diane Torr nos detiene la ansiedad. (¡Qué potencia tienen los mitos fundadores!) Los chismes cuentan que la Torr un día fue a la instalación de un amigo en Nueva York y uno de los actores que debían presentarse se ausentó inesperadamente. La artista, sin dudarlo, se clavó un bigotín y cubrió la carencia. Rauda, recibió los aplausos y salió a tomarse un taxi. Dicen que sin advertirlo llegó como Martin a otra muestra. A la suya. A la de Diane, que ya no era ella misma. En la muestra nadie la reconocía, sus amigas la trataban distinto y la horda snob coqueteaba con su King de mirada penetrante. Así, se instaló el Rey. Torr accede entonces a la primera máxima ontológica del King: la identidad es relacional.
Parece ser que Diane descubrió el efecto diferencial de ser tratada como varón y sintió la necesidad de estudiarlo en profundidad. Pasó horas mirando transeúntes, cual Lee Strasberg, hasta capitalizar todos aquellos movimientos que le permitieran armar el primer taller Drag King en 1989. Su técnica, básicamente teatral. Descomponer las acciones aprendidas (caminar, hablar, reír, sentarse, mirar, beber, comer) en unidades más pequeñas: tener conciencia de la distancia entre las piernas, amplitud de la boca, movimiento de cejas, velocidad de los brazos y todos aquellos signos culturales que conforman los géneros hegemónicos, esos que muestran que la masculinidad y la feminidad es cualquier cosa menos natural.
Está claro: actuar alguna masculinidad no nos convierte en varones. Estamos frente a una práctica voluntaria que no aspira a comprometerse con la complejidad real que implica transicionar a otro género. Se trata de sentir qué pasa con el cuerpo cuando el centro de la pelvis empuja, las curvas se pierden y la barba te tapa la mitad de la cara. Este es un taller, que si bien no es de teatro, lo toca con la punta de los dedos.
Y ya, luego de este cacho de teoría y algunos ejercicios básicos de integración, la materia prima se expone sobre la mesa. No sólo chalecos y camisas a rayitas celestes, sino delineadores negros, fajas, forros, algodón y tijeras. Nos lanzamos precipitadas sobre los elementos. En pocos segundos, casi todas estábamos en tetas para ayudarnos mutuamente a ocultarlas. Un flaco trans nos compartió una especie de sudaderas muy fuertes que él mismo había cosido. De varios talles y colores, estas fajas del primer mundo presionaban los pechos transpirados a triple costura. Vertiginosamente, desplazamos la protagonista delantera a la entrepierna: nos metimos un pene de algodón contenido en látex. Como aditivo, un par de medias para emular los testículos. El paquete nos queda pequeño. “¡Más grande! –nos incita Alba–, ¡más, más!” Y rellenamos los preservativos de algodón hasta que se acabó.
Ya todos travestidos, la española explica el maquillaje King. Primero, dibujar con delineador negro la específica barba. Hacerle un sombreado porque después hay que pegarle pelo con gomina, laca o pegamento. Corté trocitos muy muy pequeños de un mechón propio (evita irritaciones o alergias). Quiero ser prolija, pero la emoción me empuja al arrebato y meto toda la cara en el papel que sostenía milímetros de mi pelo en polvo. Atrás mío una se (des)identifica con sus padres, otra con su hermano. Yo en cambio, llena de bigote veo en el espejo a Mario Bross. Somos niños jugando a ser grandes, apareció mi King. Saluden a Mario.

De las Mechas. Entrevista a Liliana Paolinelli 3 de octubre


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VIERNES, 4 DE OCTUBRE DE 2013            
ENTREVISTA

De las mechas


 Por Magdalena De Santo

El argumento resumido es más o menos así: en una Córdoba de hace quince años, Mecha (Claudia Cantero) le confiesa a su pareja, Ofelia (Mara Santucho), que esa misma mañana se acostó con Ana Laura (Carolina Solari). Aunque le promete abandonar a la amante, claudica por esas imposibilidades de elegir que padece la torta alfa, arrastrando a todos a lidiar con su propia incapacidad: ingresan los amantes a esta ruina de dos. Primero Ana Laura, el minón de Mecha (rubia tipo modelo de piernas largas) y luego Mario (Carlos Possentini) (macho municipal y desagradable golpeador que, aunque ande con su estuche de cuero bajo la axila, no paga ni el telo ni el vino). Los cruces entre los cuatro y una serie de eventos desafortunados arman el entramado ficcional.
El guión tiene un gesto radical: monólogos precisos con palabras poco cotidianas, chistes inteligentes en medio de la crisis de los siete años. Parodia de tratamiento severo, Amar es bendito se construye con variadas elipsis, primerísimos primeros planos y un vestuario ecléctico. Propuesta modesta con peripecia bizarra. Las primeras escenas nos anticipan un film intimista, casi teatral, pero luego todo se desmadra. El género se tuerce de la comedia romántica a una de robo y secuestros, hasta el dramón existencial con ecos absurdos.
En ella, conviven distintos tipos de lesbianas: la amiga ultra chongo de tímida cresta, la protagonista con enterito carpintero laburando entre chablones, la gordita bisexual feminizada mediante depilación prolija y vestidos de colores, la joven y bella objeto de disputa que se confunde en una construcción casi heterosexual.

Manos a la torta

Hablar con Liliana es un placer: tiene la tranquilidad de una estirpe que no es la de la negra atropellada que es una, es de esas mujeres que saben escuchar y hablar bajo. Capricorniana con altas llantas y delantera, no se inmuta ante mi grabador chino.

¿Cuándo hiciste la película?

–Mirá, la escribí hace un montón de años, en el ’99, la releí y me pareció que había algo potente. El rodaje duró cuatro semanas y unos días. La filmé el año pasado, con un aporte propio y después con la ayuda del Incaa.

¿Dirías que la película tiene algo de teatral?

–Bueno, eso algunos podrían considerarlo como un error, pero yo experimenté que cuando uno discute con una pareja y te estás peleando y saltan esas cosas tan horribles, uno sobreactúa, porque querés herir... Además se mueven todas las herramientas de la lógica, “me decís que no sabés si estás enamorada de ella, pero me decís que estás enamorada de mí”. La mente es un escenario de cosas, que en momentos de baja uno dice todo lo que se le ocurre. Y sí, es teatral.

Amar es bendito, ¿dirías, como leí por ahí, que es un triángulo de mujeres?

–No, la verdad que no. Es más fácil publicitarlo de esa manera, como estrategia de venta... bueno, no es fiel esa descripción. Digamos que es la historia de una ruptura de una relación entre dos mujeres, una relación de pareja, que se produce a raíz de la aparición de una tercera, pero en realidad todas las tensiones se dirimen entre la pareja. Hay dos personajes que son convocados por la pareja, se crea una ilusión de triángulo o de cuarteto, pero desde el principio hasta la última toma los conflictos son entre ellas dos.

¿Y por qué el título de la película?

–El amor está un poco idealizado en el título porque es algo a lo que no arriban ninguna de las dos protagonistas. Y queda el consuelo de que sin amor no se sufre tanto, es decir, la existencia del no amor es un poquito un resguardo... es un poco triste también. Lo de bendito es irónico también porque la película no tiene absolutamente nada de religioso.

Claro, a mí como espectadora me pasaba que no veía amor, veía sus ruinas. ¿Por eso no se dan besos en la boca, o por una cuestión de época, previa a la visibilidad que trajo el matrimonio?

–Bueno, la sanción del matrimonio igualitario no es que hace que de un día para otro las cosas vayan a cambiar. Pero además, pensando un poco esta observación tuya, el tema de los besos en las mejillas es algo que en los ensayos se dio así entre las actrices y me pareció muy natural. Si yo las hacía darse un beso en la boca o un piquito sentía que estaba forzando algo, que estaba ilustrando la relación de lesbianas. Además, esta pareja está en un momento muy poco sexual. Las parejas tienen momentos de remanso, no siempre hay juego, no siempre el beso en la boca es indicador de que hay amor. Muchas veces, con mi pareja o con otras parejas de mujeres, los besos son en la mejilla y eso no significa nada.

Acá viene lo más divertido: ¿quién te inspiró Mecha?

–¿Quién me inspiró Mecha? Bueno, una persona, la idiosincrasia de una persona muy cercana, una persona con la que estaba involucrada en un momento. Pero en el proceso de ficcionalizarla también se me mezcla con partes mías, de otras personas.

¿Y cómo la describirías?

–A mí me gustó cómo la describís vos (risas).

La torta alfa que no quiere perderse nada y encima sufre...

–De pronto esto del sufrimiento Mecha lo usa como excusa, pero después le pasa en serio. Lo que al principio es una excusa, una excusa machista, te diría, después es algo que se le va haciendo carne. Y termina de una forma ridícula... pero mejor no contemos el final.

¿Y el resto de los personajes?

–Y Ofelia termina haciendo un fundido encadenado, salta de una relación a otra, aunque queda dolida. Los otros dos son como los catalizadores, apuran el proceso que está haciendo la pareja. Son los personajes objeto, pero no hay que olvidar que los eligen ellas. A veces me cuestionan por ahí por qué que el personaje del hombre es tan malo... sobre todo, me lo dicen hombres (risas).

Cuando veía la peli, pensaba en eso, en la que se está metiendo...

–Bueno, más allá de que no es lo peor que pueda ser ese personaje (porque en definitiva no las mata), sí es desagradable. Pero no llega a extremos como los que vemos a diario en la televisión. Además no hay que olvidar que es elegido por Ofelia. Para mí no daba suavizarlo... si te ponés a complejizar, hay gente que es así; en todo caso, lo más complejo es la reacción de Ofelia, por qué lo sigue sosteniendo. Además es simpaticón, hay gente que disfruta viendo a Mario, disfruta bajo el amparo de la ficción, disfruta de ver un villano que tiene esas salidas.

Pensaba si Ofelia, con esa ingenuidad, es una cizañera hija de puta o es un gesto tuyo de autora...

–El dolor es un tema importante para mí; estar hecha bosta no te permite tener una mirada a la altura de lo que pasa. Pero no hay parodias de mí, yo no me burlo de los personajes, no ironizo con ellos, los personajes hablan en serio, con todas sus falencias. Las cegueras son de ellos. Con esto de definir los personajes yo tengo un problema. Porque los personajes cambian; en general pienso que los buenos personajes son los difíciles de definir.

Esas formas de vestir tan lésbicas de distintos tiempos, una parece un clásico de los ’80, otra parece la tortita moderna... ¿esa convivencia fue buscada?

–No lo hemos pensado como una forma de ilustrar distintos tipos de tortas, pero esa convivencia que ves se da así fuera de la ficción. Uno puede establecer un estudio sociológico para ver cómo van cambiando las tipologías, pero creo realmente que la sociología no sirve demasiado para construir ficción. La ficción tiene que conseguirse una voz que salga de esos carriles, de la cosa normativa. Porque la sociología cuenta una generalidad y para construir una ficción tenés que meterte con lo particular, en lo que te llama la atención.

¿Y estás en diálogo con otro cine gay nacional?

–No he visto, salvo algunas apariciones de personajes gays o con impulso gay, pero donde la trama de la película va por otro lado.
Amar es bendito se estrena el 10 de octubre en Buenos Aires.